domingo, 5 de abril de 2015

Lámparas con alma, luminaria Spiro de LZF

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Esta lámpara está diseñada por la española Remedios Simón para la firma de iluminación LZF Lamps. El nombre de esta luminaria se debe a su composición en a base de finas estructuras concéntricas de madera que se inspiran en las clásicas celosías ornamentales.

Esta lámpara realizada a mano con materiales naturales, presenta una nueva forma de trabajar el Polywood®, abre la puerta para la utilización de estas mini estructuras a base de láminas de madera en forma de espiral. La Lampara Spiro de forma circular aglutina en su interior múltiples de estas estructuras con gran poder hipnótico que están inspiradas en las clásicas celosías ornamentales.
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La lámpara sorprende por el gran valor ornamental de sus estructuras internas y la limpieza y sencillez de su forma exterior. Las espirales invitan a evadirse observando sus líneas hipnóticas de diferentes trazados que se enlazan.
La luminaria resulta cálida, acogedora e íntima ideal para los hogares con más alma. Pero resulta tan versátil que puede adaptarse a zonas de paso en edificaciones públicas donde se quiera poner un acento a la calidez del espacio.
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La realización de las luminarias Spiro es totalmente artesanal por lo que cada pieza es única y personalizable. Está disponible en dos tamaños y su pantalla exterior acrílica se puede elegir en 4 acabados, (cerezo, rojo, negro o blanco), y el interior disponible en 11 acabados de chapa de madera diferentes para poder adaptarse a cualquier ambiente.
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 LZF Lamps lleva más de 15 años produciendo lámparas en chapa de madera, material que se caracteriza por proporcionar una iluminación con un matiz cálido, acogedor y poético que se suma a la calidad de sus acabados y diseños. 

El 'genio' de la lámpara


Antonio Hernández, dedicado desde los 16 a la iluminación, es el artífice de los Urobots, diseños únicos con los que las lámparas adquieren vida
CARMEN FENOY | ACTUALIZADO 29.03.2015 - 01:00
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Llegó un día en que al fabricante de lámparas convencionales se le encendió la bombilla. Antonio Hernández, de 44 años, atravesaba una etapa difícil cuando el ingenio se fundió con lo que mejor sabía hacer y dio vida a los Urobots. Desde los 16 años, cuando de la mano de su padre se introdujo en el sector de la iluminación, hasta hoy, Antonio prosigue en su oficio, pero de manera diferente. Comenzó a trabajar en la fábrica de lámparas de su antecesor. A sus 24 años dio un paso adelante y se independizó profesionalmente. Emprendió su propio negocio, en el que diseñaba y producía lámparas que, posteriormente, comercializaba a tiendas. 

Metalúrgico de profesión, especialista en el tratamiento de metales, Antonio se atrevió con todo tipo de estilos: rústico, clásico o moderno. Le marchaba bien hasta que, como a numerosas empresas y más aún las relacionadas con la construcción, el diseño o el mueble, la crisis le azotó fuertemente. Las ventas cayeron en picado, lo que en 2010 abocó en el cierre de la fábrica. 

Durante cuatro años Antonio intentó actividades distintas sin que ninguna llegara a buen puerto. Pero hace un año, sin percatarse entonces, despertó una nueva faceta. Su hijo le pidió que le ayudara en un trabajo para el colegio, que consistía en hacer un robot con objetos reciclados. Lo hicieron y fue bautizado con el nombre de 'Ataurcio 97'. Con él, el chaval ganó el concurso escolar y hoy lo guarda con cariño. "En ese momento pensé en probar algo distinto, más enfocado a lo artístico que a la iluminación, pero abandoné la idea", explica Antonio. 

A finales de 2014 recuperó aquella iniciativa. En el sótano de sus casa guardaba una caja con pilotos (luces pequeñas) y decidió aprovecharlos. Con materiales que tenía a mano dio rienda suelta a su imaginación y creó los ocho primeros Urobots. 

Para tantear la aceptación de sus piezas participó en Arte Rastrillo, que cada mes se celebra en la Plaza Vieja de la capital; ya había asistido en una ocasión anterior con lámparas rústicas que antes fabricaba, pero sin éxito. Esta vez, sería diferente. Los Urobots consiguieron llamar la atención y vendió o 'dio en adopción', como él dice, varias piezas, además de varias lámparas que también diseña y cuya base son cafeteras o teteras. Esto le motivó a seguir adelante. Había pasado de hacer arte contemporáneo con robots a darle una utilidad como lámparas. De ahí, parte de su nombre pues la 'U' no es al azar, si no de "útil" y de "único", ya que cada robot no tiene otro igual. 

En poco más de un mes que Antonio lleva inmerso en el trabajo de los robots, ha participado en una exposición en la sala Madchester, donde le invitaron a mostrar sus robots, y también en el Gastro-Art que se celebra en el entorno del Mercado Central. "Fue una pareja de Guadalajara la que adoptó el primer Urobot". Si bien es un negocio, Antonio añora a cada uno de los robots de los que se desprende. Han salido de su imaginación, le ha dedicado varios días de trabajo a cada unidad, son únicos y cada uno tiene algo especial. 

Cada pieza tiene su nombre y profesión. Así, acaba de separarse de sus amigos para irse con su nueva familia en Adra Sad Eyes KD 99; Ernest e Isabel ya viven en Barcelona, mientras Visual ITT70 lo hará en breve en Madrid. Coco n'5, una chica Urobots a quien le encanta llamar a las amigas desde su móvil y viste traje rosa y blanco totalmente conjuntada, todavía espera a alguien que la acoja, y como ésta otros, cada uno con su propia personalidad. Cualquier Urobot que sea adoptado cuenta con un certificado de autenticidad en el que se detallan todos sus datos para que quien lo acoja sepa su historia. 

Para la fabricación de cada unidad, Antonio utiliza diversos materiales, desde artículos reciclados, como tulipas de cristales, aspas de ventiladores, piezas de motores, cajas metálicas de relojes o radios o cámaras de fotos antiguas que compra, así una de marca ITT de los años 70, una Kodak Brownie Model I del año 1957 o una Kodak Cresta del año 1959. 

Además de los Urobots, este fabricante y artista convierte teléfonos antiguos en lámparas. La idea surgió de un celular que tenía en casa, que tras restaurarlo, limpiarlo y decorarlo, le instaló luz, con un resultado tanto de decoración como de lámpara para una mesita, dando al lugar un airevintage

Otros artículos sigulares son las lámparas cuyo componente principal son cafeteras o teteras, que Antonio taladra para conseguir el efecto lumínico deseado. 

Lo cierto es que en el escaso tiempo que estas piezas han salido a la luz, ya hay varias repartidas por los distintos hogares de la geografía española, y es que, a pesar de ser únicas, arte y útiles, su precio es asequible en comparación con otros productos de diseño que se comercializan en el mercado. Para adquirirlos basta con pasarse tanto por Arte Rastrillo o Gastro-Art o ponerse en contacto con Antonio Hernández a través de su página de Facebook (Urobots Antonio Hernandez).